Esculpir y tallar.- La eliminación de
materia de un bloque de piedra o madera, que son los materiales más comunes,
hasta “encontrar” dentro la forma deseada representa la noción más profunda de
la escultura como arte. Entre las rocas más utilizadas por el escultor figura
el mármol. También se emplean otros materiales pétreos como el alabastro, la
piedra caliza o el granito, u orgánicos, como el hueso o el marfil.
Para trabajar la piedra se recurre, por
una parte, a instrumentos punzantes, con los que se incide en la materia
directamente o a través de un martillo, tales como el puntero, que conduce al
desbastado inicial del material; varias clases de cinceles, de filo recto o
bien dentado, con dientes puntiagudos o rectos, para ir conformando las
superficies; el taladro, para perforaciones profundas, o el trépano, para
algunos agujeros.
Por otra parte, hasta alcanzar el
acabado final se requiere la utilización de limas, escofinas y piedras para
pulir, coma la piedra pómez, el esmeril y materiales abrasivos con los que
frotar, con objeto de alcanzar la pátina deseada.
A veces se pintan las superficies. Los escultores en
piedra, que a lo largo de la historia se han organizado en talleres con
actividades especializadas, suelen contar con modelos previos, frecuentemente
en yeso, de la misma forma y volumen, con los que trabajar. El uso de los
mismos requiere el conocimiento de procedimientos geométricos -cuyo dominio es,
a veces, ajeno al propio artista que concibe la escultura- que permiten saber,
mediante una caja de varillas ortogonales (denominada caja de sacar puntos),
dónde debe aplicarse el golpe
TECNICAS
DE ESCULTURA
Esculpir y tallar.- La eliminación de
materia de un bloque de piedra o madera, que son los materiales más comunes,
hasta “encontrar” dentro la forma deseada representa la noción más profunda de
la escultura como arte. Entre las rocas más utilizadas por el escultor figura
el mármol. También se emplean otros materiales pétreos como el alabastro, la
piedra caliza o el granito, u orgánicos, como el hueso o el marfil.
Para trabajar la piedra se recurre, por
una parte, a instrumentos punzantes, con los que se incide en la materia
directamente o a través de un martillo, tales como el puntero, que conduce al
desbastado inicial del material; varias clases de cinceles, de filo recto o
bien dentado, con dientes puntiagudos o rectos, para ir conformando las
superficies; el taladro, para perforaciones profundas, o el trépano, para
algunos agujeros.
Por otra parte, hasta alcanzar el
acabado final se requiere la utilización de limas, escofinas y piedras para
pulir, coma la piedra pómez, el esmeril y materiales abrasivos con los que
frotar, con objeto de alcanzar la pátina deseada.
A veces se pintan las superficies. Los escultores en
piedra, que a lo largo de la historia se han organizado en talleres con
actividades especializadas, suelen contar con modelos previos, frecuentemente
en yeso, de la misma forma y volumen, con los que trabajar. El uso de los
mismos requiere el conocimiento de procedimientos geométricos -cuyo dominio es,
a veces, ajeno al propio artista que concibe la escultura- que permiten saber,
mediante una caja de varillas ortogonales (denominada caja de sacar puntos),
dónde debe aplicarse el golpe
TECNICAS
DE ESCULTURA
Esculpir y tallar.- La eliminación de
materia de un bloque de piedra o madera, que son los materiales más comunes,
hasta “encontrar” dentro la forma deseada representa la noción más profunda de
la escultura como arte. Entre las rocas más utilizadas por el escultor figura
el mármol. También se emplean otros materiales pétreos como el alabastro, la
piedra caliza o el granito, u orgánicos, como el hueso o el marfil.
Para trabajar la piedra se recurre, por
una parte, a instrumentos punzantes, con los que se incide en la materia
directamente o a través de un martillo, tales como el puntero, que conduce al
desbastado inicial del material; varias clases de cinceles, de filo recto o
bien dentado, con dientes puntiagudos o rectos, para ir conformando las
superficies; el taladro, para perforaciones profundas, o el trépano, para
algunos agujeros.
Por otra parte, hasta alcanzar el
acabado final se requiere la utilización de limas, escofinas y piedras para
pulir, coma la piedra pómez, el esmeril y materiales abrasivos con los que
frotar, con objeto de alcanzar la pátina deseada.
A veces se pintan las superficies. Los escultores en
piedra, que a lo largo de la historia se han organizado en talleres con
actividades especializadas, suelen contar con modelos previos, frecuentemente
en yeso, de la misma forma y volumen, con los que trabajar. El uso de los
mismos requiere el conocimiento de procedimientos geométricos -cuyo dominio es,
a veces, ajeno al propio artista que concibe la escultura- que permiten saber,
mediante una caja de varillas ortogonales (denominada caja de sacar puntos),
dónde debe aplicarse de a golpes.
ESCULTURA: LA TALLA.
Técnicas e instrumentos.
"Los escultores del pasado se sirvieron de
prácticamente todos los materiales que se prestaban a recibir una forma en tres
dimensiones, de tal manera que incluso la arena, el cristal, el cristal de roca
o las conchas de moluscos tienen un lugar en la historia de la escultura. Luego
los modernos ampliaron muy considerablemente la gama de posibilidades : la
irrupción del acero y los nuevos metales y de nuevos materiales como el nilón o
los plásticos, ha dado continuidad así a la antigua tradición de búsqueda y
experimentación en este campo.
|
Útiles
del escultor:
(A) punta o puntero
(B) cincel plano (C) cincel de cabeza de toro (D) cincel de uña o dentado (E) bujarda (F) martillo de punta o de desbastar (G, H) escofinas (I) trépano móvil (K) trépano (L) taladro. |
Dos palabras ahora acerca de los útiles empleados por los escultores.
Quiero mencionar específicamente el martillo cuadrado -o
bujarda-, que en la actualidad tiene la cabeza de acero y recubierta de puntas
piramidales, la punta o puntero, que se emplea con un mazo para desprender
lascas de piedra relativamente grandes; varias clases de cinceles: el cincel
plano, el de cabeza de toro, el de uña o dentado, además el trépano,
representado aquí por dos formas primitivas usadas por los griegos y las limas
y escofinas que se utilizaban para suavizar la superficie de la obra. También hay
que citar, aunque no aparezcan en el dibujo los abrasivos que servían para
pulimentar y hacían desaparecer las marcas dejadas por la escofina. (...)Los
griegos utilizaban como abrasivo el esmeril,...En otras zonas se servían para
este fin de arena o piedra pómez, que es una especie porosa de lava. Hoy en día
los escultores usan carborundo producido por medios mecánicos.
No todos los útiles se emplean de forma simultánea a lo
largo de la historia, sino que cada período suele tener preferencia por algunos
de ellos.(...) No obstante los útiles más importantes han sido siempre, y
siguen siéndolo el puntero, el cincel plano y el dentado, y el trépano.(...)
El puntero aplicado en ángulo recto produce, al golpearlo
con el mazo, más que surcos, muescas. El procedimiento actualmente más
frecuente es el de aplicar el puntero de forma oblicua a la superficie de la
piedra, método que suele conocerse como "golpe de cantero" y que
produce largas estrías.(...)
Hacia mediados del S. V en Grecia puede decirse que el
puntero había dejado de ser el útil fundamental de los escultores griegos. Les
llegó entonces el turno al cincel plano, al cincel dentado y al trépano.(...)
Desde que se descubrió que el trépano permitía, no sólo hacer orificios en
profundidad en el mármol y en la piedra sino también socavar un material duro
de la forma más audaz y producir así unos efectos a la vez realistas y
pintorescos, se convirtió en un importante recurso durante los períodos
realistas de la historia del arte.(...) Pero no siempre era el trépano una
bendición para el artista, de hecho hasta podía convertirse en lo contrario, en
una maldición.(...) Hasta cierto punto el cincel plano sustituyó al puntero
incluso en la antigüedad, siendo ampliamente utilizado por escultores romanos.
(...) Por contraste con la aplicación del puntero en ángulo recto, el golpe
oblicuo del cincel produce una superficie relativamente lisa. ¿Por qué se
empleó tanto" entonces, el cincel plano en aplicación oblicua? La labor
del cincel plano es mucho más rápida que la que se hace con el puntero.(...)Es
además un útil más seguro que el puntero, y posiblemente su manejo no exige
tanta destreza. El cincel plano, pues, proporciona al escultor una mayor
facilidad de ejecución a cambio de una disminución del vigor y quizás también
de la calidad del resultado.
El cincel dentado por su parte, es probablemente el más
versátil de los útiles del escultor. Los dientes pueden variar en número y
tamaño, pueden ser puntiagudos o romos. Según esto, puede emplearse como si
fuera un puntero de muchas puntas o como si fuera un cincel plano de muchos
filos. Los escultores lo han empleado a veces conjuntamente con el cincel plano
(...) Los dientes de este útil producen en la superficie, como es lógico, unas
estrías paralelas. (...)
Otro problema es el traslado de un dibujo o un modelo a1
mármol.(...) Ahora se cree que los griegos emplearon un método conocido generalmente
como método de puntos, y que consistía en establecer con la mayor precisión
posible una serie de puntos paralelos en el modelo y en el bloque de mármol.
Esta técnica nos lleva de nuevo al trépano, pues sólo con éste podían
establecerse en el bloque de mármol los puntos correctos y a la profundidad
correcta."
El sistema de puntos de medida
Los instrumentos de medida.-
Trasladar las medidas
y trazar las marcas de referencia que permiten afrontar con seguridad la
escultura en madera o en piedra en el caso de objetos de dos dimensiones no es
demasiado difícil recurrir a una simple regla cuadrangular. Con la
tridimensionalidad la tarea se complica un poco, aunque no demasiado: bastará
con medir, además de la altura y la anchura, también la profundidad. Algunos
instrumentos ... cuyo uso suele ser siempre fácil e intuitivo, serán de gran
ayuda:
—la escuadra sirve
para valorar la perfecta ortogonalidad de dos lados, dado que el ángulo entre
éstos tiene exactamente 90°. Existen escuadras de diferentes medidas, incluso
de un metro de lado, aptas para cualquier tipo de trabajo y material;
—si el ángulo es agudo
u obtuso, pero no se conoce su valor numérico, se utiliza la falsa escuadra: se
hace girar el lado móvil con bisagra hasta que corresponda con la inclinación
de la pieza que se desea medir y se aprieta el dado de tuerca, bloqueando
cualquier posible accidente. El ángulo que se habrá obtenido mediante este
procedimiento puede leerse con la ayuda de un goniómetro o se puede reproducir
en otra pieza como si fuese una ságoma o escantillón;
—el calibre universal
es un instrumento habitual en los talleres mecánicos, pero su importancia en
muchos tipos de medidas, especialmente para diámetros internos y externos y
para profundidades, gracias al asta sobresaliente por un lateral, lo hace
indispensable en el banco de un escultor. La extrema precisión que lo
caracteriza permite considerar intervalos inferiores a un milímetro, como 1/10,
1/20 y 1/50 de milímetro; también podría ser de utilidad un plano de verificación
siempre que se pueda conseguir de segunda mano, ya que comprarlo nuevo es caro
y no se aprovechará demasiado, aunque es muy cómodo disponer de uno para
verificar la lisura de las superficies. Se trata de un bloque de hierro fundido
de 4 o 5 cm de altura, hueco en su interior y con la cara superior bien
rectificada con una dimensión de aproximadamente 30 x 40 cm;
—el compás merece ser
tratado con mas detenimiento, en parte porque debería ser el instrumento de
medida más utilizado, capaz de reproducir las distancias entre los objetos o
entre un objeto y un dibujo, y en parte porque existen diferentes tipos. El más
común es el compás de punta fija o de punta recta, completamente igual al viejo
compás escolar pero sin el portaminas: se utiliza para tomar medidas en
superficies bastante planas, convertibles en centímetros mediante una regla
milimetrada. Cuando se desee obtener la dimensión de un cuerpo tridimensional,
debemos utilizar un compás esférico o de grosores, que tiene la punta vuelta
hacia dentro para favorecer la operación. El compás de punta externa o
bailarina tiene por el contrario la punta vuelta hacia afuera, de modo que
pueda insertarse con facilidad en las cavidades;
—también el micrómetro
pertenece a la familia de los compases y, de hecho, se llama también compás de
tornillo o palmer. Este instrumento puede medir grosores delgados como los de
las láminas, hojas o hilos;
—completamente
espacial es el compás de proporciones, del que encontramos una descripción en
los manuscritos de Leonardo da Vinci. Está formado por dos astas puntiagudas de
igual medida, que pueden hacer bisagra en cualquiera de los puntos intermedios
con el acostumbrado dedo de tornillo. Si se coloca en las marcas adecuadas, se
obtendrá la ampliación o la reducción por dos, tres, cuatro o más veces
automáticamente, sin tener que multiplicar o dividir las medidas: si se tiene
un modelo, será fácil transportarlo a cualquier escala. Otra de las ventajas
que presenta es que puede construirse sin complicaciones.
Con un poco de practica
no será difícil manejarse entre calibres y compases, tomando medidas y
referencias en los bloques de los más variados materiales; siempre es muy útil
trazar ejes de medias, diagonales o puntos de referencia como dimensiones de
máxima y mínima. Deberá utilizarse un lápiz grueso, del tipo llamado de albañil
o un pastel, así como evitarse rotuladores que contengan alcohol, ya que
podrían penetrar en el material llegando a mancharlo. A veces se transporta
directamente un buen boceto preliminar sobre la superficie de un bloque que se
desea esculpir, partiendo preferiblemente de una visión frontal, de la planta o
de una visión lateral.
El dibujo debe
realizarse en dimensiones reales en un papel brillante y transportarlo
interponiendo, entre el boceto y la superficie del material, un papel de calco
o bien repasando los contornos con una punta de grafito por la parte de detrás
del papel; también puede utilizarse un perfil recortado de cartón y, como si
fuese una plantilla, una dima, colocarla sobre el bloque y repasar los
contornos con un lápiz. Es este caso nos ayudara el hecho de que la silueta se
adaptara mejor que el papel a la forma del bloque.
Después es conveniente
calcar las marcas directamente en el material para que resulte más visible.
El transportador de
puntos.-
El transportador de
puntos es un objeto formado por una base redonda de la que sale un tubo de unos
20 a 50 centímetros, y sobre el que se desliza una mordaza o “gato” regulable,
la cual sujeta una aguja de acero. Con este aparato transportador se consigue
obtener las diferentes medidas, tanto en altura como en profundidad. El tubo
está milimetrado de manera que puedan medirse las dimensiones sin dificultad.
Lo más importante es que la aguja viene a representar el concepto que sobrentiende
los puntos de medida. Veamos de que se trata.
Puede suceder que nos
encontremos, especialmente en las escuelas o en las academias, algunos modelos
de yeso que reproduzcan trabajos famosos, y que estén punteados de manera más o
menos regular. Esta extraña textura no es más que el testimonio de que se ha
realizado una copia. Tal como veremos, siempre es posible hacer una partiendo
de un original, sea cual sea su material.
Si, por ejemplo,
deseáramos reproducir una estatua de mármol, lo primero que deberíamos hacer
sería establecer una red de puntos en el original, medir después las
profundidades y llevarlas a la copia, excavando hasta que la correspondencia
sea perfecta. Se trata del mismo sistema que la cuadricula, pero en versión
tridimensional.
Teóricamente, actuando
de este modo, ni siquiera es necesario saber esculpir, de ahí que este método
lo utilicen los principiantes, estudiantes artesanos que deben reproducir
fielmente incluso una docena de veces el rostro del David, pongamos por caso.
El procedimiento es largo, trabajoso y también un poco aburrido, pero carece de
dificultad.
En primer lugar,
examinemos el instrumento de medida: una delgada barrita móvil de acero, la
flecha, afilada por un extremo, dotada de un tope y unida a unos brazos móviles
que nos permiten obtener fácilmente las posiciones más diversas.
A continuación, se
observa la escultura que se va a copiar de manera que se establezca cuáles son
los puntos más o menos sobresalientes, los diámetros máximos, medios y los
mínimos. En definitiva podemos afirmar que con esta “lectura” se tratarán
meticulosamente los puntos salientes
Verificaremos a
continuación, con la ayuda del compás, que el bloque que se ha elegido puede
contener cómodamente el original.
A partir de éste se
deciden tres puntos extremos —llamados puntos fijos— en la base y en la parte
más alta, en los que colgar un terliz destinado a sostener la flecha, ...
Partiendo de manera ordenada desde abajo hacia arriba, se coloca el asta con la
flecha en la proximidad de uno de los puntos sobresalientes, haciendo correr la
barrita hasta que ésta toque la punta de la superficie del original, protegido
previamente con cera para no dañarlo.
Apretando los
tornillos que regulan el tope, se establece definitivamente la medida de la
profundidad... El desplazamiento horizontal de la estructura representa el
deslizamiento sobre el eje cartesiano X, el desplazamiento hacia arriba y hacia
abajo sobre el eje vertical del instrumento para medir es el desplazamiento
sobre el eje y, y la flecha que se mueve no es otra que el eje Z, es decir, la
profundidad. En el centro de éste, sistema de referencia está la obra que
intentamos reproducir. El bloque en bruto, destinado a convertirse en copia,
está colocado a un lado, y para poder utilizarlo primero debe realizarse un
esbozo, para que se parezca lo máximo posible a la forma, y después dotarlo del
mismo sistema de medida de manera que se puedan reproducir fácilmente cada uno
de los puntos medidos.
A continuación se
desplaza la aguja o el garfio y se sitúa en los puntos fijos del bloque, que
corresponden a los de la escultura que nos sirve de modelo; la flecha, gracias
a su tope, señala que no se ha conseguido la profundidad precisa en el punto
deseado; por lo que será necesario esculpir hasta que se llegue a la recta
final del asta. El mismo procedimiento se repite para cada uno de los puntos
marcados en el original.
Alberto de Poi, Marco;
Curso de escultura(1997)
Ed. De Vecchi, S.A. págs.59-65
Ed. De Vecchi, S.A. págs.59-65
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